Empezaba septiembre de 2020 cuando Sara llegó a la Asociación Baltasar Pardal como voluntaria. Había vivido la parte más dura del confinamiento ayudando en La Grande Obra de Atocha con el reparto diario de menús y colaborando con el Ayuntamiento en el reparto de tareas escolares por los domicilios de familias que lo necesitaban.
Cuando apareció por nuestra casa de Capuchinas se iniciaba un curso incierto en el que el ritmo lo marcaría la marcha de la pandemia y el estado de alarma, y desde la ABP intentaríamos adaptarnos a la situación que nos tocaba vivir. Fue entonces cuando comenzamos con el reparto de desayunos y meriendas en la casa, algo que suponía un nuevo reto para todos.
En medio de toda esta situación Sara Sánchez Álvarez llega a la ABP y desde el primer día mostró una implicación y una capacidad de trabajo, gestión y entrega que nos asombró a todos. Su mano se notó inmediatamente en todo tipo de cuestiones administrativas, en el día a día de asuntos ordinarios de la asociación. En definitiva, Sara se ganó la simpatía y el cariño de todos: niños, voluntarios y las personas que formamos parte de la familia de la ABP. Y podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que hay un antes y un después para nuestra asociación tras el paso de Sara por ella.
Comenzaba el mes de noviembre que acabamos de terminar y Sara se nos ha ido para siempre. Nos ha dejado con un vacío inmenso y ni siquiera hemos tenido la oportunidad de despedirnos y de expresarle nuestro cariño y agradecimiento por tantas cosas bien hechas y por su implicación y compromiso. Por eso queremos rendirle un sentido homenaje y reconocimiento a su persona. Y desde estas líneas, le enviamos un abrazo fuerte a Antonio, su marido, y a todos los que -como nosotros- le echamos tanto de menos.
Gracias, Sara, por tanto. Descansa en paz.
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